El 4 de enero de 2024, nos embarcamos en una emocionante travesía desde Tuqtuquilal hasta Semuc Champey, serpenteando a través de las majestuosas montañas que caracterizan el territorio Maya Q'eqchi. Acompañados por Farahón, el esposo de Silvia, tuvimos el privilegio de ser guiados a través de diversas comunidades de Lanquín, inmersos en la autenticidad de la cultura local.
Nuestro camino nos llevó a través de verdes y exuberantes paisajes, adornados con cacaotales, plantaciones de cardamomo, árboles cítricos y una variedad de cultivos que reflejan el sustento diario de las familias de estas tierras. Con cada paso, nos sumergimos en la riqueza de la tierra y la historia que la sustenta.
Tras un arduo viaje de tres horas, interrumpido por merecidos descansos y pausas para hidratarnos, llegamos al impresionante puente sobre el río Cahabon. Allí, nos detuvimos para deleitarnos con tamalitos de Calá, tayuyos de yuca con frijol y frutas de temporada, compartiendo el sabor y la hospitalidad de la región.
Aunque la energía menguaba, la emoción crecía al acercarnos a las cristalinas pozas de Semuc Champey. Aunque optamos por no escalar hasta el mirador, aquellos de nosotros que ya habíamos visitado este paraíso natural coincidimos en que nunca habíamos apreciado tanto su belleza como lo hicimos después de esta épica caminata.
Al llegar al mediodía, nos sumergimos en las refrescantes pozas, disfrutando de su frescura y serenidad. Con tiempo suficiente para un reconfortante almuerzo y exploración, organizamos nuestro regreso a Lanquín en un pickup que nos devolvió al centro del pueblo.
Para culminar nuestro día de aventuras, nos deleitamos con una cena reconfortante, explorando las múltiples ofertas gastronómicas que Lanquín tiene para ofrecer. Sin lugar a dudas, esta experiencia quedará grabada en nuestra memoria como una de las más memorables y enriquecedoras de todas
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